Las movilizaciones y protestas en Francia siguen en aumento en contra de la reforma previsional impulsada por Emmanuel Macron que llevó de 62 a 64 la edad jubilatoria: se registran destrozos en distintos puntos del país y graves enfrentamientos con la policía.
Ante este contexto, el Reino Unido junto con las autoridades francesas decidieron postergar la visita del rey Carlos III a París.
Sin clases, con rutas cortadas y marchas, los franceses se oponen a la reforma de MacronEl monarca británico, que había elegido el país vecino como su primer destino, tenía previsto viajar el domingo, pero el Palacio del Elíseo confirmó al mediodía de ayer la decisión de aplazar el viaje tras los últimos incidentes con más de 450 detenidos en Francia.
La medida se adoptó tras una conversación telefónica entre Macron y el monarca el viernes a la mañana.
"La visita de Estado del Rey y la Reina consorte ha sido pospuesta", confirmó un portavoz del Palacio de Buckingham al mediodía del viernes, sin entrar en detalles sobre la causa. "Sus majestades esperan tener la oportunidad de poder visitar Francia tan pronto como se encuentren las fechas", cerró.
La llegada del nuevo rey británico a Francia se convirtió “en un gran dolor de cabeza” protocolar y de seguridad para el gobierno de Macron, sumergido en una ola de protestas y crisis política por las reformas de las jubilaciones, con incendios, combates callejeros y la policía desplegada cada día.
Macron aprobó por decreto su polémica reforma previsional que eleva la edad jubilatoriaLa agenda del monarca, que lleva meses de preparación, cambiaba al compás de la gravedad de las protestas y los problemas de seguridad que acarreaba.
Carlos III se iba a alojar, junto a sus 40 sirvientes y asistentes, en la residencia de la embajada británica en la rue du Faubourg St Honoré, pegada al palacio del Eliseo.
Ante las violentas protestas e incendios que producen los manifestantes contra la reforma jubilatoria, el gobierno francés pensó que se debía trasladar la cena prevista en el salón de los Espejos del palacio de Versalles al palacio del Eliseo. Consideró que sería un riesgo de seguridad para el rey pero también para el presidente francés y su esposa Brigitte y los 150 invitados a Versalles, que debían llegar hasta allí.
La seguridad debería ser inexorable y se necesitan todas las fuerzas para controlar las protestas, que continúan en Francia diariamente, y especialmente a la noche son salvajes. Ante este escenario, Carlos III suspendió su viaje a París.